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Calvin Klein, la línea de calzoncillos que se ha convertido en un clásico de la ropa interior de hombre.
En un primer momento, la marca se dedicaba a comerciar en el mercado pantalones vaqueros. Pero, en 1982, decidió expandir su línea de productos, escogiendo la manufactura de calzoncillos para hombre. Su estrategia de marketing era muy sencilla: escoger bien la imagen de los famosos que iban a modelar sus calzoncillos. Y es que el ser humano es capaz de asociar los valores que representa una persona con el producto que se está vendiendo.
Y de esto mismo se sirvió Calvin Klein. Ojo. Y le salió de cine. Hasta el punto, destáquese, que sus calzoncillos se asocian con el poder, la fama, el deseo sexual, la virilidad, la juventud, la riqueza, entre otros.
Y, realmente, tiene mérito. Y mucho. Porque la prenda de vestir que más ventas produce al cabo del año es la camiseta (entendida en sentido amplio, esto es, camiseta de manga corta, camiseta de manga larga, sudadera, camisa, etcétera). A todos nos gusta llevar una camiseta que combine bien con nuestros pantalones y zapatos. Pero la ropa interior, y más en los años ochenta, no está tan tenida en cuenta como el resto de las prendas. Básicamente, porque no se ve a simple vista (permanece oculta, objetivamente imperceptible).
Por este mismo motivo, la mayor parte de los hombres se conforman con comprar un pack de 10 gayumbos importados de China, fácilmente accesibles en los mercadillos de los pueblos o directamente en establecimientos de productos baratos (lo que se conoce coloquialmente como “todo a cien”, en los outlet o, directamente, en las “tiendas de los chinos”.
Precios baratos, indudablemente. Pero Calvin Klein nos ha impuesto una necesidad. Lo quieras o no, la mayor parte de los jóvenes (y no tan jóvenes) si no tenemos unos Calvins Klein ya, los queremos. Y eso es así. Nos guste reconocerlo o no, aunque sea tener un pack de 3 calzoncillos de la firma en nuestro cajón de la ropa, nos encantaría tenerlo. Ya no solo por cómo quedan puestos -honestamente, son una pasada-, sino también para crear ese ambiente de atracción y fogosidad con nuestra pareja en la intimidad. Y no digáis que no, que sé perfectamente que sí. No es lo mismo llevar puestos unos calzoncillos de niños con un estampado de Bob Esponja que llevar unos bóxer de Calvin Klein.
Con todo, si deseáis llevar el confort de fábrica en vuestras piernas, observad las distintas ofertas en plataformas como Amazon, Aliexpress o, si lo preferís, en multinacionales como El Corte Inglés. Encontraréis de todos los precios, de todas las tallas, de todos los diseños (bóxer o slips) y, por supuesto, con la garantía que son oficiales, no de imitación.
Siente el poder en tu interior. Siente, con Calvin Klein.
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